Crea tu propio jardín comestible

En estos tiempo de confinamiento pasamos mucho más tiempo en casa, y es es una oportunidad para hacer todas esas cosas que nunca tenemos tiempo de hacer. Algunos se ponenal día con el libro que empezaron hace meses, otros aprovechan para pintar la casa, otros para hacer maratones en Netflix, incuso hay algunos que hasta hacen ejercicio!

La propuesta que os traigo hoy es la de cultivar nuestro propio jardín comestible. Lo que viene siendo un pequeño espacio donde tener nuestras propias especias o vegetales, para poder utilizarlos durante todo el año y beneficiarnos así de alimentos mucho más naturales y saludables.

Lógicamente, tener un espacio para cultivar un huerto es clave y, lo creas o no, la mayoría de nosotros tenemos algún huequito utilizable, ya sea un patio trasero completo, un patio lateral pequeño, un patio, un balcón o el hueco de una ventana.

Paso 1: evaluar la luz y el sitio

Idealmente necesitaríamos entre seis y ocho horas de luz solar para hortalizas como tomates y pimientos. Por eso, tendremos que observar la cantidad de luz solar para averiguar qué puede crecer . Luego, por supuesto, dependiendo de cuánto espacio tengas, hay formas de cultivar horizontal y verticalmente para maximizar el espacio, especialmente si tienes un área pequeña para tu jardín.

Para espacios pequeños, puedes elegir entre macetas de terracota, cerámica, madera o incluso de tela, que son una forma rápida de prepararse. Estos son maceteros que se envían plegados, y simplemente los despliegas, los llenas de tierra y comienzas a trabajar.

Si tienes un poco más de espacio, puedes hacerlo con grandes maceteros galvanizados que tienen una imagen más rural o maceteros de acero que son más modernos. O también puedes optar por las cajas de madera clásicas.

Paso 2: saber cuándo plantar

Esta pregunta es muy regional; todo se basa en la fecha de la última helada. Muchas cosechas de verano no sobrevivirán si sufren heladas cuando son pequeñas. El mismo principio se aplica para recolectar y replantar. Hay lugares donde podemos cultivar de todo, todo el año, pero en general la siembra para la próxima temporada depende de la primera fecha de helada. Tan pronto como comiences a tener escarcha, es hora de sacar todo. En realidad hay dos estaciones de siembra: la estación cálida y la estación fría, y esto determina qué se puede plantar con éxito.

Aunque no todos tenemos espacio para un magnífico patio trasero comestible como este diseñado por Christian Douglas, un famoso paisajista, es bueno soñar que podríamos cultivar nuestros propios arándanos, fresas o pimientos. Foto: Caitlin Atkinson

Paso 3: Decidir qué plantar

Empezaremos aclarando que algunas cosas se pueden cultivar con semillas y otras con vegetales. Si siembras semillas, para la semana siguiente podrías estar recogiendo cultivos de estación cálida como las verduras de hoja verde (todas las verduras de ensalada como la rúcula), así como albahaca, cilantro, rábanos y zanahorias, que comenzarán a producir en unos 30 días. Si comienzas con verduras (que se compran en un vivero listo para trasplantar directamente en el suelo) tira por las de éxito asegurado como tomates, calabazas de verano, verduras asiáticas e incluso pimientos shishito. Estos te devolverán rápidamente tu inversión y crecen rápidamente para que puedas seguir cosechando durante todo el verano.

Los cultivos de la temporada de frío deberían comenzar a fines de septiembre. Estas son cosas como la coliflor, las coles de Bruselas, el brócoli, el romanesco, la col rizada y las patatas que generalmente comenzarán a producirse en aproximadamente 60 días. Si estás en algún sitio de frío, podrías bajo la nieve en algún momento del invierno, por lo que te recomiendo que cultives también un poco en el interior: todas las hierbas italianas, albahaca y cilantro son algunas opciones.

Paso 4: Mantener tus nuevos cultivos

Después de plantar, riégalo todo muy bien hasta que veas que la tierra esté bien mojada, comprobando con la paleta o el dedo para ver si hay humedad a unos cuantos centímetros de profundidad. Después de esto, acuérdate de regar una vez al día, preferiblemente por la mañana, asegurándote de que las áreas sembradas no se sequen hasta que hayan germinado y brotado de forma segura. Mientras tu suelo esté húmedo y las plantas no se vean marchitas, estarás regando lo suficiente. Recuerda que estás cultivando un suelo saludable con microbios y gusanos vivos, que necesitan humedad para sobrevivir. Para obtener la mejor cosecha posible, necesitarás alimentar tus plantas periódicamente. Hay dos formas de hacer esto: puedes agregar nutrientes al suelo para que las plantas lo absorban en sus raíces, o puedes diluir nutrientes en agua para que absorban a través de sus hojas.

¿Qué te ha parecido? Fácil, ¿verdad? Y ahora, que tenemos más tiempo de lo habitual es el momento perfecto, así que anímate! No te arrepentirás 😉


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